(Juan Pablo II, Exhortación apostólica sobre La Vida Consagrada)
Las primeras hermanas de la Comunidad de la Conversión procedíamos del Monasterio de San Ildefonso de Agustinas Contemplativas de Talavera de la Reina, Toledo, del que salimos el 6 de Septiembre de 1999 con el fin de iniciar un camino nuevo dentro de la Orden de S. Agustín, siguiendo una llamada del Espíritu para responder al mundo de hoy desde el diálogo ecuménico y el diálogo con la increencia.
Nos acogió D. Rafael Palmero, entonces Obispo de Palencia, ofreciéndonos vivir junto a la Comunidad Cisterciense de S. Andrés de Arroyo hasta el 24 de Abril de 2000, fiesta de la Conversión de S. Agustín, en que comenzamos a vivir en Becerril de Campos, en el antiguo Seminario de la Provincia de Filipinas.
Nos acogió D. Rafael Palmero, entonces Obispo de Palencia, ofreciéndonos vivir junto a la Comunidad Cisterciense de S. Andrés de Arroyo hasta el 24 de Abril de 2000, fiesta de la Conversión de S. Agustín, en que comenzamos a vivir en Becerril de Campos, en el antiguo Seminario de la Provincia de Filipinas.
(Foto: Eremo di Lecceto, Italia) mas fotos>>
El 28 de agosto de 2000 llegamos las siete hermanas primeras a la Comunidad de Lecceto, donde vivimos una experiencia de comunión y fraternidad evangélica que nunca agradeceremos lo suficiente a Dios y a las personas que la hicieron posible, y desde aquí y gracias a estas Hermanas, partimos hacia España, el día 20 de Noviembre de ese mismo año, tras recibir de la Santa Sede (7 de Noviembre) la aprobación como Fundación del Eremo de Lecceto.
El 28 de agosto de 2000 llegamos las siete hermanas primeras a la Comunidad de Lecceto, donde vivimos una experiencia de comunión y fraternidad evangélica que nunca agradeceremos lo suficiente a Dios y a las personas que la hicieron posible, y desde aquí y gracias a estas Hermanas, partimos hacia España, el día 20 de Noviembre de ese mismo año, tras recibir de la Santa Sede (7 de Noviembre) la aprobación como Fundación del Eremo de Lecceto.
El día 2 de Febrero de 2005, Fiesta de la Virgen de la Calle en Palencia, recibimos la autonomía de Lecceto y el 19 de marzo, día de San José patrón de la Orden, fuimos erigidas como Comunidad autónoma y celebrabamos el primer Capítulo.
Nuestra Comunidad quiere ser una propuesta a la Orden y a la Iglesia de una nueva presencia agustiniana desde la fraternidad apostólica, desde la contemplación, el estudio y la evangelización haciendo del Monasterio un lugar de oración, de conversión y de comunión, tanto para los miembros de nuestra Orden como para toda la Iglesia.
Nos ha marcado nuestra Historia.
La experiencia de las primeras Comunidades cristianas, la herencia de Nuestro Padre Agustín, los orígenes Mendicantes de Nuestra Orden, la rica historia posterior y, sobre todo, la historia actual del mundo y de la Iglesia son los sellos significativos que marcan nuestra vida comunitaria.
Conversión y Comunión serán los dos campos de trabajo en los que la Comunidad se mueve, en el interior mismo de cada una de nosotras se escucha esta llamada, en el interior de nuestra misma Comunidad y por ella abrimos las puertas de nuestra casa a todo hombre que busca a Dios y desea hacerlo en compañía de otros.
La Comunidad realiza un trabajo pastoral en el mismo lugar donde vivimos: catequesis, Encuentros, Oraciones, Jornadas... Las personas que acuden buscan a Dios, han tenido experiencia de Él y vienen a avivarla.
También la Comunidad va en busca del hombre por eso el trabajo de Acogida en el Camino de Santiago tiene la pretensión de acompañar, desde la fe y la propia espiritualidad, a este hombre que transita por el camino de la vida, creyente o increyente, ofreciéndole el don gratuito de la luz y de la caridad a través de una pequeña comunidad religiosa. La acogida, la oración, el diálogo, la música, son lenguajes de acercamiento y acompañamiento sencillo y sincero.
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